Un sueño muy raro

 Un día como el único e inigualable Spider-man


Ahí estaba yo, columpiandome sobre la ciudad con una telaraña saliendo de mis muñecas de manera rítmica  mientras podía sentir al viento silbando en mis oídos y helaba mi cara con una fresca brisa de primavera, no sentir el suelo bajo los pies para muchos podría ser una situación aterradora y desesperante, perder tu soporte vital para saber que estás a salvo. Sin embargo, para mi es todo lo contrario, es la sensación más liberadora, extraña y adrenalínica posible que cualquiera podría experimentar, pero, ¿Cómo había llegado a lograr experimentar tal fenómeno imposible? Resulta que no imposible, sino improbable ya que la posibilidad (aunque baja) siempre estuvo, solo faltaba que llegue el momento adecuado, y ese momento fue hace una semana:


Era Viernes, estaba en la casa de mi abuela ya con el finde aproximándose luego

 de una larga y atareada semana de estudios y presentaciones en la facultad, por lo que ese finde era muy esperado para mí, para poder relajarme y estar un rato de paz o eso creí hasta que la noche cayó y ruidos extraños se comenzaron a escuchar de la construcción del frente: Era un edificio que emulaba a la estación Retiro pero en una escala mucho menor, con una gran cúpula de vidrio desde la que pasaban tanto los rayos de sol como de la luna y una estructura claramente inspirada en las construcciones inglesas del siglo pasado, siempre venían ruidos de allí ya sea por la madera podrida o trozos de vidrio de la cúpula que se caen con la más mínima brisa, pero los que acontecieron esa noche eran diferentes; metálicos, eléctricos y envolventes aunque a la vez silenciosos (ya que mi abuela, pese a la intensidad del ruido seguía dormida como una piedra). Siempre me acercaba a esa vieja construcción, atraída por su estética y su historia que jamás se cumplió (iba a hacer un gran vivero) y en una de esas acercadas que dí, pude ver como una valla que envolvía el terreno estaba cortada y una persona podría pasar por ahí, acordándome de ese detalle y sin nada mejor que hacer y por la emoción y curiosidad de saber de dónde provenía tan extraños ruidos, decidí levantarme, cambiarme y salir en silencio hacia allí.


La calle estaba más desierta que de costumbre, parecía cuarentena otra vez. No obstante, se sentía un aura pesada apenas puse un pie en la calle, como algo diciéndome que había algo más pasando en esa corroída construcción, lo ignoré, no iba a echarme para atrás ya habiendo bajado hasta ahí, así que seguí avanzando con cautela hacia la construcción, específicamente a la valla cortada para entrar despacio, sin lastimarme por suerte, seguí hasta adentrarme por una de las puertas traseras del edificio.


Una vez dentro de la imponente construcción, todo se veía normal; solo un lugar colosal con escalera viejas, maderas y vidrios rotos esparcidos por el lugar, me adentré un poco más, buscando el origen de ese incesante ruido extraño que parecía haberse intensificado, hasta que en un momento, cuando llegue al centro de lo que sería la planta baja, cesó. Me quedé paralizada por un momento, antes de dar vueltas sin entender porque de la nada ese ruido había parado. Tras varios minutos sin respuesta del ruido caí en cuenta que un edificio con riesgo de derrumbamiento no era el mejor lugar para frustrarse, por lo que me propuse a salir y pensar lo que pasó en casa. En cuanto ya estaba por salir de nuevo por la valla, el ruido se retomó, pero esta vez mucho más fuerte que antes, incluso haciendo que haya una lluvia de vidrios cayendo sobre el piso de madera podrida de la “recepción”, renovada de curiosidad volví a entrar, evitando la lluvia de vidrios que caían estrepitosamente, desplazandome pegada a las paredes, buscando el ruido el cual, oyendolo mejor, parecía que hubiesen puesto dos parlantes de los grandes contra el suelo a todo volumen. Sin embargo la situación no se quedó ahí.


Mientras seguía buscando con desesperación dónde estaba ese ruido, no me percate que mis pies, mi punto de apoyo, no estaban tocando el suelo hasta que traté de caminar sin éxito. Cuando bajé mi mirada estaba presenciando una imagen psicodélica; la gravedad se había ido dejando suspendidos por el aire cientos de miles fragmentos de vidrio y madera y a mí, en medio de esa escena, viendo como los cordones de mis zapatillas se elevaban como si estiraran unos pequeños bracitos hacia el cielo.Me empezaba a preocupar que ese escenario antigravitatorio no terminara mas, con cada segundo que pasaba me iba mas arriba, a la cúpula de cristal y la escena ya no me asombraba, me aterraba, si seguía subiendo no podría bajar, por lo qué nade como si fuera una pileta sin agua hasta una columna a la que me agarré esperando que la gravedad vuelva y, como si fuera una plegaria, fue escuchada mi petición y la gravedad volvió, no sin antes hacerme caer aún agarrada a la columna, golpeándome de costado contra el piso de madera.


El dolor no se hizo esperar, aunque apunto de lanzar el mayor quejido de dolor de la historia, al rodar sobre mi misma, pude ver como debajo de una madera que quebré con mi lastimado brazo, había una luz púrpura intensa que parpadea al ritmo del sonido; no sabía si de ahi provenia pero era una pista, estaba debajo de mi: rompi un palo de la barandilla de las escaleras y comencé a romper las maderas hasta lograr un agujero lo suficientemente grande para meterme. Debajo había un ducto de ventilación, bastante moderno y bien instalado y preservado para ser de una construcción abandonada, rompí la rejilla y me meti al ducto a seguir ahora la luz púrpura, mi nueva guía. Mientras caminaba por el ducto mi mente se fue por otro lado, planteándome teorías de lo más absurdas sobre qué era ese lugar subterráneo, distrayendome lo suficiente para no ver cuando el final del ducto llegó, cayéndome sobre una pila de cajas recién abiertas que serian mi escondite de las personas que se aproximaban.


Personas con batas blancas y otras con trajes antirradiación, los típicos de las pelis, estaban hablando sobre su “cachivache”: Una máquina colosal que consistía de dos especies de turbinas de avión enfrentadas entre sí, cargadas con un líquido púrpura que parpadeaba con el ruido, que a estas alturas hacía que hasta las personas desconocidas usen auriculares especiales para hablar. La charla escaló, haciendo que el científico le de una cachetada al hombre en el traje anti radial, apuntando a las máquinas mientras se retiraba de mi vista, seguido del hombre en el traje amarrillo, el cual se dirigió a una puerta metálica que, junto con un vidrio creo yo especializado, separaba a los científicos de la máquina. Decidí salir de mi escondite y aventurarme a buscar una salida, eso se había vuelto muy turbio para mi, me disponía a irme cuando escuche pasos aproximarse hacia mi posición, entre en pánico y entre a la primera puerta que vi, dando la suerte que había varios uniformes antiradiación, me pusé uno que era de mi talla y salí.


Cuando los cientificos me vieron me mandaron con el otro sujeto en traje y nos hicieron entrar a la sala de la maquina, cerrándose la puerta y atrapandonos dentro.Nos mandaron a recoger escombros de los mas raros: un pato de hule, unaa silla y un sofá que se veian antiguos, hasta una tele funcional a blanco y negro. Una mujer dijo por un altavoz “comenzando la prueba 42-b, permanezcan alejados de los propulsores o los asaran. La prueba comenzará en 5”. Al oír ese perturbador mensaje me apresure en alejarme con la basura recogida y escapar si tenía chance, pero esos planes serían interrumpidos nuevamente. Mi pie se había atascado en una rejilla del piso evitando moverme, justo abajo y entre medio de las dos turbinas, estaba relajada por eso. Sin embargo, la parte del suelo donde estaba yo se elevaba hacia la altura de las dos turbinas extrañas las cuales comenzaron a hacer un ruido de carga mientras yo luchaba por salir. “4” La mujer y su equipo no se dieron cuenta que estaba ahí todavía por lo que empecé a tirar la basura al vidrio donde estaban todos. “3”La cuenta regresiva no paraba, así que tuve que tratar de romper el traje para ver si mi pie podía salir ya que era bastante pequeño. “2, interno 3324, salga inmediatamente de la plataforma!”la mujer por fin me vio, pero no parecía entender que no podía salir, vi como comenzó a gritarle a los demás científicos, planeaban detener la prueba asumo, sin embargo la imagen se iluminó en un instante con un gran destello blanco, mire a mi costado y las turbinas se habían activado.


No había nada los primeros segundos, solo yo, un espacio oscuro y vacío pero respirable y mis pensamientos que retumbaban por todos lados, ¿era la muerte?, morí?. Esos pensamientos y calma que se comenzaban a apoderar de mí fueron interrumpidos por el más absoluto caos: estaba dentro del ruido extraño, un conjunto de miles de imágenes y voces se hacían presentes mientras sentía como mi cuerpo se dividía y volvía en sí repetidas veces, el caos de ese lugar parecía  acelerarse cada vez más hasta que vi como se condensó en una bola negra que se autoconsumió, dejándome sola de nuevo.... Un estallido colosal terminó con esa paz de segundos dejándome enceguecida y desmayada.


Luego de lo que pareció una eternidad , desperté, enceguecida de nuevo y esta vez por los rayos del sol que conocía tan bien. Poco a poco me fui levantando y fui testigo del caos: Las turbinas estaban destrozadas, los vidrios que creí irrompibles también, el lugar en sí y mi traje anti radial se habían casi desintegrado. Luego de lograr ubicarme bien en donde estaba me levante despacio, me sentía rara; mas ligera, mas agil mas…pensativa, sentía que mis pensamientos se iban a salir de mi mente, fue tan rara esa noche que en cuanto vi unas escaleras corrí hacia ellas con dificultad y salí de la construcción. Corrí por la calle como si fuera la primera vez que lo hacía, volviendo a escuchar el sonido inconfundible de los autos, aunque sintiendo una punzada extraña cuando uno casi me atropella, esquivandolo demasiado rápido. En cuanto entré a la casa de mi abuela cerré la puerta con llave y a paso rápido me meti al cuarto, por suerte mi abuela no se iba a levantar hasta más tarde por lo que aproveché y dormí casi todo el día, convencida de que todo iba a estar bien.


Luego de una larga siesta, contemple la construcción procesando lo que pasó. En eso, vi a una persona con bata blanca en el tejado vecino de la construcción colándose en ella desde un hueco que había en una de las paredes, curada de espanto le dije a mi abuela que quede con unas amigas que ella conocía y salí a toda prisa a la construcción de vuelta, quería respuestas y esa persona puede que las tuviera. Una vez dentro no pude localizar al tipo, por lo que comencé a inspeccionar el lugar con mis pensamientos más elevados que de costumbre, buscando entre los escombros alguna pista, la puntada que me dio cuando casi me atropellan volvió, haciéndome voltear y viendo que el hombre estaba por atacarme, cerré los ojos sintiendo como esquivaba y golpeaba algo, al abrirlos otra vez el hombre estaba en el suelo, golpeado y mirándome con terror o incredulidad, no sabía identificarlo. “Improbable” dijo finalmente mientras se alejaba, pero yo iba a obtener respuestas.


Tras varios minutos de tratar de hacer que hable por fin accedió a contarme: Lo que pasó el viernes fue una prueba para viajes inter universales, buscaban la conexión entre varios universos con tan solo un portal, pero una interferencia desconocida, yo, había causado una anomalía tan grande que desestabilizó las turbinas gigantes creando una explosión que destruyó el laboratorio, los científicos apenas lograron escapar con vida. Salí corriendo de nuevo a la casa de mi abuela, sin importarme si ese hombre me seguiría o no, ya no era eso lo importante, al llegar subí rápidamente a la pequeña terraza donde colgamos la ropa mirando como el hombre se levantaba herido del piso y se iba también. “tu culpa”, ”por que no me fui”, ”hubiese dejado el ruido como estaba”, ”no podía dormir”, estos pensamientos tan fuertes hicieron que quiera golpear la baranda de la terraza pero no podía despegar las manos de esta, crei que era por pintura fresca pero no, mis manos se pegaron al metal.


Comencé a tironear sin importar el dolor, tenía que despegarme, hasta que lo logre llevándome conmigo una parte de la barra metálica, retrocedí por la incredulidad y el asombro cayendo hacia atrás, desde la terraza, o eso creí. Cuando vi que estaba “cayendo” sentí que mis pies estaban sobre el suelo o más bien sobre una superficie estable y si, estaban adheridos ahora a la pared, por el susto comencé a correr por ella no queriendo despegar mis pies pero si la baranda de mis manos, aunque para cuando logre despegarla mis pies se habían despegado de la pared. Ahora, estando en caída libre, apreté mis puño con tal fuerza que un hilo blanco y viscoso salió y se  pegó a un edificio, atrayendome a él mismo, toda la situación era tanto que el pánico me atrapó, ahora corría por las paredes del edificio, aunque sea por un momento breve, antes de tirar otra telaraña al siguiente edificio balanceándose hacia él sin saber por qué pasaba esto y repitiendo el proceso. Se repitió cuatro veces más antes de que pudiera controlar el balanceo lo suficientemente bien para caer sobre una terraza del próximo edificio donde por fin pude pensar las cosas y aprender un poco más de esta condición: me veia mas alta, mas ligera y me sentia mas perceptiva con mi entorno. Me llegó un ligero impulso de tirarme del edificio para ver si podría controlar el disparo de la telaraña en el momento preciso, no lo iba a hacer, pero ese sentimiento se hizo tan potente que, luego de entender cómo lanzar las telarañas, me puse en la cornisa y solo basto un salto, solo un salto de fe para disparar la telaraña al edificio del frente para sentir la mejor sensación de la vida: balanceandome por los edificios, ya no escuchaba el incesante y asfixiante ruido de la ciudad a mis pies, solo el silbido del viento que se intensificó en las alturas y el aleteo de los pájaros que pasaban cerca de mí. Y así vuelvo al presente, misma escena, pero con un nuevo poder, agilidad, percepción y responsabilidad sobre mi antes pequeño mundo del que ahora tenía tanto que aprender.


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